No voy a votar, es la forma más simple y ecuánime de decirlo, lo otro es decir, que a mis cortos 24 años me cansé de ser el dedo morado, con la foto en Facebook, y el Hashtag en Twitter: #YaVoté; me cansé de que se repartan este país en pedacito -como siempre- como mejor lo saben hacer. Me cansé de tenerle fe a más colores, a más banderas, a más caras recién pintadas -pero las mismas caras de siempre.
Que no tengo una fuerte convicción, pueden decir, pero la verdad es que la tengo, o creo fervientemente tenerla: desde que voto (hace seis años) siempre he tenido sólo dos opciones en la lista de candidatos: rojo o el otro. Esta vez no hay ninguna diferencia, es lo mismo, sólo que el otro siempre esta sustituido por: amarillo, azul, naranja, y cualquier tono que se les ocurra en el camino a la "carrera por el voto".
Entonces, si llevo alrededor de 6 años votando, lo cual se transforma en unos 12 votos de mi parte para "el país", tengo todo el derecho de estar hasta los tequeteques -como dicen por ahí, de esta guachafita, de estar asqueada de ver cómo los mismos de siempre se reparten la cochina, "se exilian" en Perú y adiós a mi voto. Estoy cansada de las promesas imposibles en tiempo y espacio, de las consignas baratas y de que acaben con la selva amazónica reimprimiendo sus caras recién lavadas, recién "limpieza de cutis", recién "diítas en los Roques", de que "recorran el país" con su tropa de escoltas, amiguitos de partido, camioneta bien equipada y cavita con lo mejor de lo mejor.
¿Quieren hacer país? ¿Quieren conocer y ayudar a este país? Pues recorran Caracas en camionetica por puesto, suban cerros solos a las 4 de la tarde y vean cómo a medida que se oculta el sol todos comienzan a caminar más rapidito para que la bala que no encontró su camino, no los agarre "mal paraos", cómo se mantienen puertas y ventanas absolutamente cerradas para que lo mismo no pase pero dentro de casa. Regalen bicicletas y no armas, acaben con sus benditos partidos políticos de hace 50 años atrás y formemos ONG's, una por la basura, una por las mujeres y niños maltratados, por la pobreza, por el cáncer, el sida, los hospitales, los damnificados que ya han cumplido una década de promesas y hambre, por la matanza de animales, en fin: arriesguemonos renovando. Eso sí que es hacer país.
Y sí, capaz mi convicción no tiene nada de certera o lo que sea, pero definitivamente sé que la política es una decisión y en lo absoluto es la mía, no quiero más banderas, mucho menos sus colores, ni sus himnos de 3 por mil, ni sus cuentos de camino, ni sus caras falsas. Yo quiero mejor un país blanco y negro, que se traduce en elegante, concreto, honesto, real, preciso y acertado; así que dejen de pintarme un país multicolor o un país de un sólo color, yo lo que quiero es calles limpias, seguras y asfaltadas. Porque de lo demás se encarga uno: de salir bien tempranito a trabajar, de la comida, de la siembra, de no echar el papelito a la calle, ahorrar, apoyar las Fundaciones que ustedes crearán y financiarán, de no comer en el Metro, de no pasar el semáforo en rojo, usar el cinturón, en fin de portarnos bien.
A los 14 años quise ser periodista, a los 17 empecé la carrera, a los 18 decidí que mejor Audiovisuales, porque en este país el periodismo es igual a política, aquí no hay periodismo de investigación, el periodismo deportivo es un espacio muy pequeño, el periodismo de moda, bueno no hablemos de él; en fin ustedes han ocupado por demasiado tiempo todos los espacios, y sí capaz somos el país que más vota, pero el que menos elige, porque elegir entre los mismos de siempre, no es elegir, es gozarse el cuentico de lo "democrático", encontrarle el gusto a las 3 horas de cola, a las empanadas de "Doña tal" en la cola, de encontrarse a Perencejo camino al centro de votación, del placer culposo de la peleita con el Guardia Nacional, y del morbo de usar la máquina y que no se quede pegada mientras usted gustosamente "vota".
Yo le digo BASTA a eso, yo le digo no más a ese cuento barato del ciudadano democrático y NO, no estoy haciendo un llamado a no votar, al contrario, hago un llamado a aprender a elegir, antes de "elegir", mejor enseñemos a decidir antes de llamar a votar. La decisión debe ser siempre, una decisión bien tomada, y para eso -claro- se debe saber decidir -insisto- bien.
Laurin Isabel Bello Gutierrez
Que no tengo una fuerte convicción, pueden decir, pero la verdad es que la tengo, o creo fervientemente tenerla: desde que voto (hace seis años) siempre he tenido sólo dos opciones en la lista de candidatos: rojo o el otro. Esta vez no hay ninguna diferencia, es lo mismo, sólo que el otro siempre esta sustituido por: amarillo, azul, naranja, y cualquier tono que se les ocurra en el camino a la "carrera por el voto".
Entonces, si llevo alrededor de 6 años votando, lo cual se transforma en unos 12 votos de mi parte para "el país", tengo todo el derecho de estar hasta los tequeteques -como dicen por ahí, de esta guachafita, de estar asqueada de ver cómo los mismos de siempre se reparten la cochina, "se exilian" en Perú y adiós a mi voto. Estoy cansada de las promesas imposibles en tiempo y espacio, de las consignas baratas y de que acaben con la selva amazónica reimprimiendo sus caras recién lavadas, recién "limpieza de cutis", recién "diítas en los Roques", de que "recorran el país" con su tropa de escoltas, amiguitos de partido, camioneta bien equipada y cavita con lo mejor de lo mejor.
¿Quieren hacer país? ¿Quieren conocer y ayudar a este país? Pues recorran Caracas en camionetica por puesto, suban cerros solos a las 4 de la tarde y vean cómo a medida que se oculta el sol todos comienzan a caminar más rapidito para que la bala que no encontró su camino, no los agarre "mal paraos", cómo se mantienen puertas y ventanas absolutamente cerradas para que lo mismo no pase pero dentro de casa. Regalen bicicletas y no armas, acaben con sus benditos partidos políticos de hace 50 años atrás y formemos ONG's, una por la basura, una por las mujeres y niños maltratados, por la pobreza, por el cáncer, el sida, los hospitales, los damnificados que ya han cumplido una década de promesas y hambre, por la matanza de animales, en fin: arriesguemonos renovando. Eso sí que es hacer país.
Y sí, capaz mi convicción no tiene nada de certera o lo que sea, pero definitivamente sé que la política es una decisión y en lo absoluto es la mía, no quiero más banderas, mucho menos sus colores, ni sus himnos de 3 por mil, ni sus cuentos de camino, ni sus caras falsas. Yo quiero mejor un país blanco y negro, que se traduce en elegante, concreto, honesto, real, preciso y acertado; así que dejen de pintarme un país multicolor o un país de un sólo color, yo lo que quiero es calles limpias, seguras y asfaltadas. Porque de lo demás se encarga uno: de salir bien tempranito a trabajar, de la comida, de la siembra, de no echar el papelito a la calle, ahorrar, apoyar las Fundaciones que ustedes crearán y financiarán, de no comer en el Metro, de no pasar el semáforo en rojo, usar el cinturón, en fin de portarnos bien.
A los 14 años quise ser periodista, a los 17 empecé la carrera, a los 18 decidí que mejor Audiovisuales, porque en este país el periodismo es igual a política, aquí no hay periodismo de investigación, el periodismo deportivo es un espacio muy pequeño, el periodismo de moda, bueno no hablemos de él; en fin ustedes han ocupado por demasiado tiempo todos los espacios, y sí capaz somos el país que más vota, pero el que menos elige, porque elegir entre los mismos de siempre, no es elegir, es gozarse el cuentico de lo "democrático", encontrarle el gusto a las 3 horas de cola, a las empanadas de "Doña tal" en la cola, de encontrarse a Perencejo camino al centro de votación, del placer culposo de la peleita con el Guardia Nacional, y del morbo de usar la máquina y que no se quede pegada mientras usted gustosamente "vota".
Yo le digo BASTA a eso, yo le digo no más a ese cuento barato del ciudadano democrático y NO, no estoy haciendo un llamado a no votar, al contrario, hago un llamado a aprender a elegir, antes de "elegir", mejor enseñemos a decidir antes de llamar a votar. La decisión debe ser siempre, una decisión bien tomada, y para eso -claro- se debe saber decidir -insisto- bien.
Laurin Isabel Bello Gutierrez
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